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Lo tuyo ya llegó

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Por: Juan Sebsatián Ujueta

Diseño: @cristograph

El 30 de junio pasado se conmemoró un año más del nacimiento de Pablo López Feliciano, hijo del primer matrimonio de Julia Lebrón y quien por muchos años fue el cantante principal de una de las agrupaciones de salsa más importantes en el mundo. Pablo Lebrón y sus hermanos lograron conformar un dinastía que marcó la historia de muchas generaciones de latinos que vieron reflejadas en sus canciones la realidad de sus vidas, las luchas, los dolores y las alegrías que se generan en el barrio. Bien sea en su natal Puerto Rico, en el condado de Brooklyn (lugar de su crecimiento y formación) o en cualquier otro lugar del mundo, su música se convirtió en una institución y una abanderada del pueblo —principalmente de la raza negra— como lo ha sido en Cali, donde juegan de locales.

Los hermanos Lebrón conformaron su agrupación en 1967 en la ciudad de Nueva York. Allí grabaron su primer álbum Psychedelic goes latin luego de lograr una audición con George Goldner, quien quedó sorprendido con la presentación pero les dejó la tarea de realizar temas propios para la siguiente semana. Los Lebrón tuvieron la idea de decirle a su hermano mayor, Pablo, que los acompañara en la delantera y cantara con ellos esos ocho temas que habían preparado, ya que él tenía mucha más experiencia por haber cantado en agrupaciones como Las Tres Monedas y La Sonora Arecibeña.

Es justo ahí donde empiezan las primeras luchas en contra del racismo, pues muy a pesar de que su primer álbum fue un rotundo éxito, las posibilidades de promocionarlo y tocarlo en vivo disminuían por su color de piel. Una de las primeras experiencias surge en un bar de Nueva York en el que su dueño al preguntarle por qué no podían de tocar les dijo: «Mi mamá es fan de su música y le gustan todas sus canciones, pero si yo los dejo tocar acá esto se me va a llenar de negros».

La relación con las compañías discográficas también fue difícil y varios de los hechos más lamentables se presentaron con el sello Fania Records. Pablo se convertía en uno de los cantantes más importantes de la candente escena neoyorquina, pero esto no era celebrado por todos. En más de una ocasión el sello intentó, ante la creciente popularidad del grupo, sacar al cantante del baile y buscarle un reemplazo mucho más ‘carismático’ y acorde a sus intereses. Uno de los episodios más importantes en esta historia sucedió cuando Fania les propuso a los Lebrón un cambio en su delantera que tal vez les podría interesar: la idea era traer a Héctor Lavoe, quien también se había afianzado como un gran cantante con toda su experiencia de la mano de la banda de Willie Colón, y llevar a Pablo a precisamente a formar parte de la orquesta de Colón para conformar una nueva dupla que probablemente sería mucho más beneficiosa para el sello. Los Lebrón dieron un no rotundo, su formación no estaba en discusión y mucho menos la posibilidad de la separación de su hermano mayor y vocalista.

La historia Fania-Lebrón no terminó ahí, hubo muchos más problemas que los boricuas tuvieron que aguantar por haber firmado un contrato con el sello. Su ingenuidad los mantuvo atados por más de veinte años y que los hizo aguantar una verdadera agonía. La promoción que Fania acostumbraba dar a sus artistas no fue en lo más mínima aplicada a los Lebrón, muy a pesar de sus grandes éxitos en ventas de discos y sus hits que seguían creciendo en Estados Unidos y Latinoamérica.

El Madison Square Garden también sería una de las deudas en la historia para los dueños del son sabrosón. Muy a pesar de estar en varias ocasiones nominados a los Premios Grammy y pertenecer al mismo sello disquero que sus colegas, los Lebrón verían como a lo largo de su carrera todas esas bandas con las que compartían los bailes en diferentes ciudades, tenían fechas programadas por la disquera en el aclamado teatro, hogar de los grandes conciertos en la ciudad de Nueva York y ellos no.

Pero probablemente el golpe más fuerte recibido por la orquesta ha sido el hecho de que hoy en día Fania tiene un su poder cinco álbumes completos grabados por los hermanos con la voz de Pablo que nunca han visto la luz pública sin ningún tipo de justificación por parte de la compañía. Cada álbum cuenta con ocho o diez temas aproximadamente y sólo nos queda la incertidumbre de saber si algún día los podremos escuchar y si sus creadores recibirán los derechos correspondientes por su elaboración.

Lo que sí está claro para los seguidores de su música y de lo que pueden estar seguros los propios Lebrón Brothers, es que han sido una verdadera institución en la cultura Latinoamericana, que a pesar de la discriminación sufrida y las batallas libradas, su sonido está tatuado en los corazones de nuestro pueblo y se lo hacemos saber cada vez que suenan en cualquier reunión o pisan una tarima para ser ellos mismos como lo señalaba Frankie Lebrón en una entrevista: «Cuando no existe nada más: ni esposas, ni hijos, ni nadie, cuando podemos ser nosotros mismos y divertirnos como cuando teníamos 13 o 14 años».

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